Es verdad que la educación no es un tema sencillo, pero la sociedad en general está dormida y está tardando en despertar. Es cierto que cada vez más personas se interesan por mejorar, pero hay obstáculos y hay confusión.
Ha pasado un año desde que nació este blog con el fin de compartir lo que hacemos en las aulas y de contarte cómo y por qué lo hacemos. Lo que pretendía llegar al profesorado y a las familias de mi entorno ha llegado a interesar a más personas que a su vez han compartido con otras, hasta acumular más de 30.000 visitas en el primer año.
En el último año y medio, he podido conocer distintas corrientes innovadoras; algunas requieren importantes inversiones económicas que prácticamente ningún centro educativo puede afrontar. Otras hablan de remodelar los edificios, de suprimir las asignaturas, las calificaciones... Muchas se hacen realidad solamente en colegios privados (¿por qué puede ser eso?). Se habla de métodos revolucionarios basados en lo que dijeron los grandes pedagogos de nuestra historia, pero luego solo se aplican con éxito en determinados centros, en determinados contextos.
Por un lado, tenemos fundaciones pertenecientes a grandes multinacionales que están promoviendo algún tipo de innovación educativa en algunos lugares concretos. A menudo, en esos proyectos se incluye voluminosas compras de aparatos electrónicos, incluso contratos con compañías como Samsung o Apple. También suele haber de por medio algún costoso curso de formación para el profesorado. Esos centros no tardan en salir en los medios, con más presencia todavía si son recomendados por personas influyentes. Los ciudadanos leemos sobre ellos y pensamos que la educación en general está avanzando mucho, y no nos damos cuenta de que son pocas las escuelas que han comprobado mejoras en los aprendizajes y en la convivencia a través de ese tipo de innovación. Son pocas y son parecidas unas a otras.
Debemos despertar y darnos cuenta de que la educación es lo único que puede mejorar la sociedad. Por eso debe ser de la mejor calidad para todos y todas. El proyecto Comunidades de aprendizaje es el único que se ha llevado con éxito a tantos contextos distintos. Si no me crees, debes buscar información. Lee las investigaciones de mayor nivel del mundo, ve a las fuentes. Entendamos de una vez que "éxito" significa dar a todo el alumnado la mejor educación posible. ¿Es aceptable que las investigaciones nos digan cómo se aprende más y mejor y las administraciones no promuevan el tipo de actuaciones que se recomiendan? Hay países que sí se basan en evidencias científicas a la hora de mejorar su educación, pero en muchos otros estamos a merced de las ocurrencias de personas influyentes.
No miremos a otro lado cuando sabemos que hay barrios donde el 80% del alumnado (o más) no consigue finalizar la educación obligatoria. Probablemente, en tu entorno la cosa no está tan mal, pero no es aceptable. Consulta las estadísticas; no podemos decir que no exista el problema del fracaso escolar en España (ni en otros muchos países).
Piénsalo: apoyando proyectos que solo mejoran el aprendizaje de los sectores más favorecidos social y económicamente, solo estamos fomentando que la desigualdad que existe se reproduzca en las siguientes generaciones. ¿Es posible que alguien no quiera que un proyecto como Comunidades de aprendizaje se extienda de forma masiva? ¿Por qué? ¿Alguien puede verse amenazado si un barrio socialmente desfavorecido se transforma gracias a una escuela que aplica actuaciones de éxito para dar la mejor educación posible a todos y a todas? ¿Es que no todo el mundo quiere igualdad de oportunidades para todos?
Por otro lado, tenemos personas consideradas expertas que no solo se están lucrando con charlas y formaciones, sino que son consultadas por las administraciones como si no se conociese ninguna investigación internacional relevante sobre educación. No puedo evitar desconfiar cuando veo que un organismo público organiza una formación para el profesorado y resulta que la ponente, por supuesto considerada "experta en innovación" (aunque solo en España), hace además publicidad de conocidas marcas de productos informáticos que ven en las escuelas un gran mercado por explotar.
Me pregunto si estas personas expertas, que además ganan dinero escribiendo libros (muy inspiradores, eso sí), han conseguido mejorar el aprendizaje y la convivencia en muchos centros educativos. Que conste que me encanta que haya muchas personas compartiendo experiencias para mejorar nuestro trabajo como docentes, pero perdemos el norte cuando obviamos las recomendaciones de los estudios científicos más importantes. El norte y el tiempo, porque muchos hemos ido por las redes sociales, de aquí para allá, maravillándonos con dinámicas de educación emocional, con aplicaciones educativas para las tablets que no tenemos en nuestras aulas, con formas de organización que podríamos aplicar si tuviésemos la mitad de alumnos... Al final, acabábamos lamentándonos de que los gobiernos invierten poco en educación, que por muy cierto que sea, nos desorienta aún más y nos hace tirar la toalla sin siquiera empezar a luchar por la calidad y la equidad de la educación.
Por otro lado, tenemos personas consideradas expertas que no solo se están lucrando con charlas y formaciones, sino que son consultadas por las administraciones como si no se conociese ninguna investigación internacional relevante sobre educación. No puedo evitar desconfiar cuando veo que un organismo público organiza una formación para el profesorado y resulta que la ponente, por supuesto considerada "experta en innovación" (aunque solo en España), hace además publicidad de conocidas marcas de productos informáticos que ven en las escuelas un gran mercado por explotar.
Me pregunto si estas personas expertas, que además ganan dinero escribiendo libros (muy inspiradores, eso sí), han conseguido mejorar el aprendizaje y la convivencia en muchos centros educativos. Que conste que me encanta que haya muchas personas compartiendo experiencias para mejorar nuestro trabajo como docentes, pero perdemos el norte cuando obviamos las recomendaciones de los estudios científicos más importantes. El norte y el tiempo, porque muchos hemos ido por las redes sociales, de aquí para allá, maravillándonos con dinámicas de educación emocional, con aplicaciones educativas para las tablets que no tenemos en nuestras aulas, con formas de organización que podríamos aplicar si tuviésemos la mitad de alumnos... Al final, acabábamos lamentándonos de que los gobiernos invierten poco en educación, que por muy cierto que sea, nos desorienta aún más y nos hace tirar la toalla sin siquiera empezar a luchar por la calidad y la equidad de la educación.
Es por todo esto que un maestro cualquiera, como yo, se apasiona cuando empieza a conocer un proyecto educativo que sencillamente apuesta por las actuaciones que hasta la fecha han producido los mejores resultados (entrada recomendada). Un proyecto abierto, que estudia las nuevas aportaciones de las ciencias. Un proyecto que sí ha roto estereotipos, que ha sorteado todos los obstáculos para superar las desigualdades sociales. Un proyecto que transforma las personas, las aulas, los centros, los barrios. Un proyecto que incluye una formación del profesorado basada en los estudios de más relevancia internacional, para poder ofrecer garantías. Ya no es suficiente cruzar los dedos y confiar en la experiencia, habilidad y buena voluntad del profesorado. Queremos que los profesionales de la educación, como los de la psicología, la medicina y los demás campos, se formen para aplicar las mejores técnicas, no aquellas que les parecen buenas, atractivas, interesantes o simplemente nuevas.
Cuando un maestro cualquiera, como yo, ve cómo cambia todo al basarse en el aprendizaje dialógico (entrada recomendada) y al aplicar actuaciones de éxito, ve imposible volver atrás. No voy a volver a las ocurrencias, a no cuestionar, a no estudiar las mejores investigaciones. Quiero saber más, y no sobre cualquier cosa. Primero, quiero aprender aquello que tiene mayor repercusión en la mejora de mi trabajo. Y no nos valen las investigaciones que no tienen impacto alguno en la comunidad científica internacional. ¿Qué pensarías si una universidad cercana dice descubrir un tratamiento eficaz contra una enfermedad terminal, pero el evento nunca llega a tener repercusión internacional? Ese tratamiento nunca llegaría a las consultas médicas. Menos mal. Pues en educación, que no nos hemos tomado las cosas en serio todavía, se está llevando a las aulas todo tipo de ocurrencias. A diario.
Debemos despertar, porque la sociedad somos todos. Si estás leyendo esto, muy probablemente tienes hijos, nietos o sobrinos, o tu trabajo está relacionado con la educación. En la sociedad de la información, todos tenemos el poder de informarnos (a nosotros mismos) y de informarnos (entre nosotros). Lee, aprende a investigar y comparte la información que sí sirve para mejorar la educación de todos, no de unos pocos. Sí que existen actuaciones que mejoran los resultados y la convivencia en cualquier contexto. No, no son una varita mágica. No, no es lo más fácil del mundo. Lo más fácil es no cambiar nada. Fácil para unos, injusto y peligroso para los que salen perdiendo.
Imagen: pexels.com