Todos los docentes que me han llegado a inspirar tienen varias cosas en común, y una de ellas es la humildad. Todas las grandes personas tienen ese rasgo tan importante, y por eso les oímos decir: yo también tengo mucho que aprender, o yo antes pensaba de esta otra manera, o llegó un día en que me di cuenta de que tenía que cambiar esto o aquello.
Quienes nos dedicamos a la educación, seamos madres, padres o docentes (o ambas cosas), debemos practicar esta habilidad. Digo esto porque, entre otras cosas que he ido rectificando (o que aún tengo pendientes), yo también dejaba a las familias completamente al margen de mi trabajo, exceptuando las reuniones informativas y poco más.
El pasado verano, con los horarios en la mano, empezaron a venirnos ideas a mis compañeros y a mí. Una de ellas era la de aumentar la frecuencia y la calidad de la comunicación con las familias, que debe ser bidireccional. Desde entonces, nos hemos formado y seguimos aprendiendo, modificando procedimientos, adecuando nuestro trabajo a las necesidades de los alumnos. También cometiendo errores, para dar con soluciones.
Entre todas las actuaciones que hemos incorporado, la más acertada ha sido la implicación de las familias. Como dijimos, con altas expectativas es como se consigue los mejores resultados. Acabamos de empezar con los grupos interactivos, y nuestros voluntarios están haciendo un trabajo excepcional. Las conversaciones que tenemos los maestros con ellos son tan enriquecedoras que, como dijo uno de nuestros alumnos, ojalá tuviéramos sesiones diarias de grupos interactivos. Y lo hacen tan bien porque se implican.
Todavía se oye eso de que en casa se educa y en la escuela se enseña, como si se pudiera o se debiera separar esas dos acciones o esos dos ámbitos.
Cuando hablo con los voluntarios que ya han participado en varias sesiones, veo que es tremendamente importante para las familias tener la oportunidad no solo de ser testigo de lo que se hace en la escuela, sino también de ser una parte activa e imprescindible. Los grupos interactivos tienen un potencial inigualable y no se pueden realizar sin un voluntariado implicado.
Como docente, me entusiasma ver cómo la participación de las familias hace posible este tipo de actividades, que cada vez nos sorprenden más por las posibilidades que ofrecen para el aprendizaje no solo de todos y cada uno de los alumnos, sino también de los maestros y las personas que participan como voluntarios. A más diversidad, mayor riqueza y más posibilidades de aprendizaje.
Acabo esta entrada agradeciendo a todas estas personas, y a las que no tienen posibilidad de participar en horario lectivo pero quisieran hacerlo, su implicación y sus aportaciones, que nos ayudan a mejorar nuestro trabajo y en definitiva el aprendizaje en nuestra comunidad educativa.
Como docente, me entusiasma ver cómo la participación de las familias hace posible este tipo de actividades, que cada vez nos sorprenden más por las posibilidades que ofrecen para el aprendizaje no solo de todos y cada uno de los alumnos, sino también de los maestros y las personas que participan como voluntarios. A más diversidad, mayor riqueza y más posibilidades de aprendizaje.
Acabo esta entrada agradeciendo a todas estas personas, y a las que no tienen posibilidad de participar en horario lectivo pero quisieran hacerlo, su implicación y sus aportaciones, que nos ayudan a mejorar nuestro trabajo y en definitiva el aprendizaje en nuestra comunidad educativa.
Imagen: pixabay